Emmet Fox
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Jesús habla, sermón del monte - metafisica madrid

EL PROPÓSITO DE LA BIBLIA

Una lectura superficial de la Biblia nos hace ver esta como una compilación de documentos inspirados que fueron escritos por toda clase de personas, en diversas circunstancias y a lo largo de cientos de años. Los documentos, como han llegado a nosotros, no son los originales sino redacciones y compilaciones de fragmentos anteriores; y poca certeza – si alguna – hay sobre los nombres de los escritores en sí. Esto, sin embargo, no afecta para nada el propósito espiritual de la Biblia; de hecho, no tiene importancia alguna. El libro, como lo tenemos en la actualidad, es un pozo inagotable de Verdad Espiritual, compilada bajo inspiración Divina, y la ruta en sí por la cual llegó a su forma actual no importa. La historia, la biografía, la lírica y otras formas poéticas son diversos medios que se utilizan en la Biblia para comunicar el mensaje espiritual; y por encima de todos, la parábola es la que más se usa para transmitir la verdad espiritual y metafísica. Lo que se pretendió que fuera una simple parábola fue, en ciertos momentos, tomado por una afirmación literal de un hecho; y a ello se debe que a menudo parezca que la Biblia enseña cosas contrarias al sentido común.

LA VERDAD DEMOSTRADA

La Verdad nunca cambia pero lo que nos ocupa en este plano es la comprensión que el hombre tiene de la Verdad; y a lo largo de la historia, esta ha ido mejorando continuamente.

Jesucristo resumió esta Verdad, la enseñó completa y cabalmente y, por encima de todo, la demostró en sí mismo. La mayoría podemos dilucidar intelectualmente la idea de lo que dicha Verdad debe implicar en su plenitud. Aceptar la Verdad es el gran primer paso, pero no será nuestra hasta que la hayamos demostrado mediante la acción propia. Jesús demostró todo lo que enseñó, hasta el punto de superar la muerte mediante lo que llamamos la "resurrección". Al superar toda clase de limitaciones a las cuales está sujeta la humanidad, Jesús realizó una obra de un valor único e incalculable para la raza y así tiene justo derecho al título de Salvador del Mundo.

"…cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad." (Juan 16:13).

EL SERMÓN DEL MONTE

La exposición del Sermón del Monte es una codificación casi perfecta de la religión de Jesucristo. Cubre los puntos esenciales. Es definitivo, específico y, no obstante, produce una real iluminación. Una vez que se comprenda el verdadero significado de la instrucción allí contenida, sólo se requerirá que se ponga en práctica con perseverancia para lograr resultados inmediatos. La magnitud y alcance de estos resultados dependerá únicamente de la sinceridad y cabalidad con que sean aplicadas. Esta es una cuestión que cada uno tendrá que establecer por cuenta propia.

Si en realidad deseas convertirte en otra persona por completo a la vista de Dios y del hombre, entonces Jesús, en su Sermón del Monte, te ha mostrado claramente cómo hacerlo. Si estás dispuesto a pagar el precio, a romper realmente con el "viejo hombre" y a comenzar con la creación del nuevo, entonces el estudio del gran Sermón será para ti la Montaña de la Liberación. "Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos." (Santiago 1:22).

LAS BIENAVENTURANZAS

El Sermón del Monte comienza con las Ocho Bienaventuranzas. De hecho conforman un poema en prosa que consta de ocho versos, el cual es un todo en sí, y constituye un resumen general de toda la enseñanza cristiana. Un resumen general como este es típico del modo oriental de abordar la enseñanza religiosa y filosófica, y es natural que nos recuerde al Noble Óctuple Sendero del Buddhismo, a los Diez Mandamientos de Moisés y a otros compendios semejantes.

 Jesús se ocupó exclusivamente de enseñar principios generales, y estos siempre tienen que ver con estados mentales, ya que sabía que si los estados mentales personales están bien, todo lo demás tendrá que estar bien. A diferencia de los otros grandes maestros espirituales, Jesús no da instrucciones detalladas de lo que habremos de hacer o no hacer.

"…la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre."…la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren."Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren."(Juan 4:21,23-24).

LOS POBRES DE ESPÍRITU

"Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos." (Mateo 5:3).

Ser "pobre en espíritu" para nada quiere decir lo que hoy llamamos "de espíritu pobre" (cobarde). Ser "pobre en espíritu" quiere decir haberse vaciado uno de todo deseo de ejercer la voluntad propia y, lo que es aún más importante, haber renunciado a toda opinión preconcebida en la búsqueda sincera de Dios. Significa estar dispuesto a poner de lado tus actuales hábitos de pensamiento, tus actuales puntos de vista y prejuicios, tu actual estilo de vida si es necesario; de echar por la borda todo aquello que pueda interponerse en tu camino de búsqueda de Dios.

GRANDES POSESIONES

Uno de los pasajes más tristes en toda la literatura es el cuento del Joven Rico que se perdió una de las mayores oportunidades de toda la historia, y que:

"…se fue triste, porque tenía muchas posesiones." (Mateo 19:22”). Esta, en realidad, es la historia de la humanidad en general. Rechazamos la salvación que Jesús nos ofrece – nuestra oportunidad de encontrar a Dios – porque tenemos "grandes posesiones"; y esto no quiere decir que seamos ricos en términos de dinero – porque sin duda la mayor parte de la gente no lo es – sino porque tenemos grandes posesiones en cuanto a ideas preconcebidas – confianza en nuestro propio criterio, y en las ideas con las que estamos familiarizados. Tenemos orgullo espiritual, nacido de las distinciones académicas; apego sentimental o material a instituciones y organizaciones; hábitos de vida a los cuales no tenemos deseo alguno de renunciar; interés en que a uno se le reconozca, o quizás temor al ridículo público. Y estas posesiones nos mantienen encadenados a la roca del sufrimiento que es nuestro exilio de Dios. Los "pobres en espíritu" no sufren de ninguno de estos engorros, ya sea porque nunca los han tenido o porque se han elevado por encima de ellos navegando sobre la marea del entendimiento espiritual.

CONSOLACIÓN PARA EL LLANTO

"Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación." (Mateo 5:4)”.

La desgracia y la tristeza no son de por sí cosas buenas, ya que la Voluntad de Dios es que todo el mundo sea feliz y tenga éxito. Jesús dice:

"Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10).

Sin embargo, los problemas y los sufrimientos a menudo son extremadamente útiles porque mucha gente no se preocupa por aprender sobre la Verdad en tanto no sea impulsada a ello por el fracaso y la adversidad. La adversidad se convierte, así, en algo bueno. Tarde o temprano todo ser humano tendrá que descubrir la Verdad acerca de Dios, así como también tendrá que hacer su propio contacto con Él de primera mano. Tendrá que alcanzar el entendimiento de la Verdad, el cual le liberará de una vez por todas de sus limitaciones tridimensionales y sus respectivos acompañantes – el pecado, la enfermedad y la muerte. En realidad no hay necesidad alguna que el hombre experimente problemas, porque si tan sólo se dedicara a buscar a Dios, los problemas nunca vendrían. El hombre siempre tiene la alternativa de aprender mediante el desarrollo espiritual o mediante la experiencia dolorosa. Problemas familiares, peleas y alejamientos, pecados y remordimientos, etc... no necesitarán presentarse nunca en tanto que busquemos primero el Reino de Dios y el entendimiento correcto; pero si no lo hacemos, entonces tienen que presentarse, y para nosotros esta angustia será una bendición oculta, porque por su conducto seremos "consolados". Y por "consolación" la Biblia quiere decir la experiencia de la Presencia de Dios, lo cual entraña el fin de toda angustia y desolación.

LOS MANSOS

"Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad." (Mateo 5:5).

A primera vista, pareciera que los hechos de la vida diaria contradicen esta Bienaventuranza. Una de dos: O Jesús sabía de lo que hablaba – y entonces su enseñanza ha de ser tomada en serio -, o su enseñanza debería descartarse por completo. Si vamos a depender de ÉL, entonces démosle el beneficio de asumir que cuando hablaba, lo hacía en serio, y que conocía mejor que nadie el arte de vivir. Lo cierto es que cuando a las enseñanzas de Jesús se les entiende correctamente, resultan extremadamente prácticas. Y toda la esencia de su enseñanza y de su aplicación está resumida en este texto. Cuando se está en posesión del significado espiritual de este texto, se tiene el Secreto del Dominio – el secreto para superar toda dificultad. Notamos que en el texto hay dos palabras que actúan como polos: "mansos" y "tierra". Primero que todo, la palabra "tierra" en la Biblia entraña la totalidad de nuestra experiencia externa, y "heredar la tierra" quiere decir tener dominio sobre dicha experiencia externa. De manera que cuando la Biblia habla de la tierra - esto es, poseer la tierra, gobernar la tierra, hacer de la tierra algo glorioso, etc... -, se está refiriendo a las condiciones de nuestra vida, desde nuestra salud corporal hasta el punto más lejano de nuestros asuntos. Es así como este texto se las arregla para decirnos cómo podemos poseer –o gobernar o ser maestros de - nuestra vida y destino.

HEREDAR LA TIERRA

Veamos ahora cómo hemos de heredar la tierra. Esta Bienaventuranza dice que hemos de lograr el dominio - o sea, el poder - sobre las condiciones de nuestra vida de cierta forma: nada menos que por la mansedumbre. La palabra "manso" en la Biblia connota una actitud mental para la cual no hay ninguna otra palabra que la describa. Es una combinación de apertura de mente, fe en Dios y el caer en la cuenta de que la Voluntad de Dios para nosotros es siempre algo gozoso, interesante y vital. Este estado mental también incluye una perfecta disposición a permitir que esta Voluntad de Dios venga en la forma en que mejor lo considere la Sabiduría Divina, más que en alguna forma en particular que hayamos decidido nosotros.

Esta actitud mental de disposición de aprender, a ser conducido, es la clave del dominio, o éxito en la demostración. En el lenguaje común no hay palabra alguna que describa esto, porque tal cosa no existe salvo para aquellos que están apoyados sobre la Fundamentación Espiritual de la enseñanza de Jesucristo. Si deseamos "heredar la tierra" tenemos por fuerza que adquirir esta "mansedumbre".

"El Señor reina; regocíjese la tierra…" (Salmo 97:1).

TAN MANSO COMO MOISÉS

Moisés -quien se sobrepusiera a la creencia de la ancianidad hasta el punto de manifestar el cuerpo físico de un hombre en la flor de la juventud cuando, según el calendario, su edad oscilaba alrededor de los ciento veinte años, y trascendió la materia del todo; esto es, se "desmaterializó" sin morir - era fundamentalmente conocido por esta cualidad ("tan manso como Moisés"). Moisés, como recordamos, además de su propia demostración personal, realizó una obra maravillosa para su pueblo, liberándolo de la esclavitud egipcia ante dificultades increíbles. Moisés tenía una mentalidad abierta, y siempre estaba dispuesto a que se le enseñaran nuevas formas de pensar y trabajar. No estaba (al menos al principio) eximido de tener serios problemas de personalidad, pero se elevó por encima de tales defectos a medida que la nueva verdad surtía efecto en su alma. Moisés entendió a cabalidad que hacer la Voluntad de Dios, lejos de entrañar la pérdida de bien alguno, sólo puede significar una vida mucho mejor y más espléndida. No consideraba que esto era auto-sacrificio, ya que sabía que esa era la forma más alta de auto-glorificación - la glorificación de Dios."…el Padre que mora en mí, él hace las obras…yo soy en el Padre, y el Padre en mí" (Juan 14:10-11). Hay un maravilloso dicho oriental, en cuanto a que "la mansedumbre obliga a Dios Mismo".

HAMBRE DE JUSTICIA

"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados." (Mateo 5:6).

"Justicia" es otra de las grandes claves de la Biblia, una de esas llaves que el lector tiene que tener en su posesión para lograr el verdadero significado del libro. Al igual que "tierra" y "manso" y "consolación", la palabra "justicia" es un vocablo técnico usado en un sentido muy especial y definido.

 "Justicia", en la Biblia, no se refiere solamente a la recta conducta sino también al recto pensar en todas las cuestiones, en todo aspecto de la vida. En el Sermón del Monte, todas sus cláusulas reiteran la gran verdad de que las cosas externas no son más que consecuencias. "Como arriba, es abajo". Cuando la gente se despierta al conocimiento de estas verdades superiores, naturalmente trata de comenzar a aplicarlas en su propia vida. Al caer en la cuenta de la vital importancia de la "justicia" - o del pensar solamente pensamientos armoniosos -, cual gente sensible, comienza inmediatamente a tratar de poner su casa en orden. El principio involucrado es perfectamente sencillo pero, desafortunadamente, el llevarlo a la práctica es difícil. Ahora bien, ¿por qué ha de ser esto así? La respuesta estriba en la potencia extraordinaria del hábito; y los hábitos de pensamiento son a la vez los más sutiles y los más difíciles de romper. Quizás fracasamos en lograr la justicia por no hacerlo de todo corazón; añoramos la justicia, pero no con sentimiento profundo. Tu hambre y sed no surgen de un sentido de necesidad total. Haz un examen de conciencia o revisión de tu vida. Es imposible que una búsqueda sincera y enérgica de la Verdad y la Justicia, de perseverar en ella, no sea coronada por el éxito. Nadie se burla de Dios, así como Él tampoco se burla de Sus hijos.

LOS MISERICORDIOSOS

"Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia." (Mateo 5:7).

Esta Bienaventuranza es resumen de la Ley de la Vida que Jesús desarrolla más adelante en el Sermón (Mateo 7:1-5). De por sí, esta Bienaventuranza es tan clara y obvia en su significado como la Ley en cuestión, es simple e inflexible en su acción.

El Cristiano ha de observar el significado de esta Bienaventuranza, el principio que conlleva y su aplicación al ámbito del pensamiento. Seamos misericordiosos al juzgar mentalmente a nuestro prójimo porque, a decir verdad, todos somos uno, y cuanto más profundamente parezca que él hierra, tanto más urgente es la necesidad de que le ayudemos mediante el pensamiento positivo, facilitándole así que se libere.

Ya que de hecho y en verdad somos todos uno, todos somos parte componente de la vestidura viviente de Dios; tú mismo, al final, recibirás el mismo tratamiento que le dispensaste a otros; recibirás la misma asistencia misericordiosa en tu propia hora de necesidad de parte de aquellos que están más adelantados en el mismo Sendero que tú.

LOS DE CORAZÓN PURO

"Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios." (Mateo 5:8).

Este es uno de esos maravillosos aforismos que tanto abundan en la Biblia. Es nada más y nada menos que un resumen en pocas palabras de toda la filosofía de la religión cristiana.

Comencemos por considerar lo que constituye la promesa de esta Bienaventuranza. Es nada menos que ver a Dios. "Ver" en el sentido que aquí se utiliza denota la percepción espiritual; y "percepción espiritual" entraña justamente esa capacidad de conocer y hacer propia la verdadera naturaleza del Ser, de la cual tanto carecemos.

Vivimos en el mundo de Dios, pero no tenemos la más mínima idea de cómo es Dios en realidad. El Cielo está a nuestro alrededor - no es un lugar lejano arriba en el firmamento, sino que está alrededor nuestro aquí y ahora - pero por carecer de percepción espiritual, somos incapaces de reconocerlo; esto es, somos incapaces de experimentarlo y, por lo tanto, en lo que a nosotros concierne, se puede decir que hemos sido excluidos del Paraíso. La posición en que nos encontramos se parece mucho a la de un daltónico en un bello jardín. Todo a su alrededor luce colores gloriosos, pero él está inconsciente de ello y sólo ve negros, blancos y grises. Si también asumimos que nuestro sujeto carece de olfato, veremos qué poco de la gloria del jardín existe para él. Sin embargo, todo está allí aunque él no lo pueda percibir.

Nuestra tarea consiste en sobreponernos a estas limitaciones tan rápidamente como podamos, hasta que lleguemos al punto en que conozcamos las cosas como realmente son - hasta que experimentemos el Cielo como realmente es. Esto es lo que quiere decir "ver a Dios". Ver a Dios es aprender la Verdad como realmente es, y esto es libertad infinita y gloria perfecta.

Por Emmet Fox

Grupo Metafísico de Madrid

Desde la Sede Central del Grupo Metafísico de Madrid Europa tengo el placer de darles la bienvenida a todos los que visitais esta puerta a las enseñanzas de los Maestros Ascendidos, de la edad dorada de su majestad Saint Germain y a la magistral exposición de su discípula directa, nuestra Amada Conny Méndez, cuyo legado recibimos de la mano de nuestro amigo Rubén Cedeño, para cuyo agradecimiento por su Amor, Instrucción y Amistad no conoce límites.

Aprovecho esta oportunidad para dar las gracias públicamente también a las personas que componen el grupo interno que tengo el privilegio de dirigir, sin cuyo amor, buen hacer y apoyo incondicional, no podría realizar la tarea que libremente elegí en su momento, así como a todos los colaboradores que contribuyen con las conferencias e instrucciones día a día, fieles a su linea discipular y a su conciencia. 

Si en algo contribuye esta página, a la expansión de la luz, aunque sea de una persona, nos daremos por satisfechos.

por Domingo Laut Rodríguez