DESCRIPCIÓN DE UN DISCIPULO
Discípulo es aquel que, por sobre todo, se compromete a: Servir a la humanidad. Colaborar en el plan de los Maestros Ascendidos de la mejor manera posible. Desarrollar los poderes del Cristo, expandir su conciencia hasta poder actuar en el cuerpo causal, en los tres planos de los tres mundos, físico, astral y mental, y seguir la guía de la “Presencia Yo Soy” y no los dictados de la personalidad. Discípulo es aquel que comienza a comprender el trabajo grupal y a trasladar su centro de actividad desde sí mismo (como un eje alrededor del cual todo gira) al centro del grupo.
Discípulo es aquel que ve las cosas tal cual son, a las personas como son, a sí mismo tal cual es inherentemente, y entonces trata de llegar a ser lo que él es.
El discípulo comprende la vida o el aspecto fuerza de la naturaleza y no le atrae la forma. Trabaja con la fuerza y por medio de la fuerza; se reconoce como un centro de fuerza dentro de otro centro mayor de fuerza, y tiene la responsabilidad de dirigir la energía que puede fluir a través de él hacia los canales por medio de los cuales el grupo puede beneficiarse.
El discípulo reconoce que es, en mayor o menor grado, una avanzada de la conciencia de los Maestros, considerándolos: i) Como su propia Conciencia Crística; y ii) Como la fuerza que anima a las unidades del grupo, uniéndolas en un todo homogéneo.
Discípulo es aquel que transfiere su conciencia de lo personal a lo impersonal, y que durante la etapa de transición transmuta muchas dificultades y sufrimientos, provenientes de varias causas: a) de su yo inferior, que se rebela en contra de la transmutación; y b) de su grupo inmediato, de sus amigos y familiares, que protestan ante su creciente impersonalidad.
Discípulo es aquel que conoce su responsabilidad para con todas las unidades que están bajo su influencia - responsabilidad de colaborar con el plan de la evolución, tal como es para los Maestros Ascendidos, y así expandir las conciencias y enseñarles la diferencia entre lo real y lo irreal, la vida y la forma. Esto puede realizarlo muy fácilmente demostrando en su propia vida cuál es su meta, objetivo y centro de conciencia.
Debe recordarse que los discípulos: del 1er Rayo Azul comprenden el discipulado en términos de energía, fuerza o actividad; los discípulos de 2do Rayo Dorado, en términos de conciencia o iniciación; los de 3er Rayo Rosa, en adaptación, desarrollo y evolución; los de 4to Rayo Blanco, como artistas; los de 5to Rayo Verde, como científicos; los de 6to Rayo Oro Rubí, como devotos y; los de 7mo Rayo Violeta, como magos y ritualistas.
FELICIDAD
Cultivar la felicidad, sabiendo que la depresión, la investigación excesivamente morbosa del móvil y la exagerada susceptibilidad a la crítica ajena, llevan a un estado en que el discípulo se puede hacer casi inútil. La felicidad se basa en la confianza en el Dios interno, en una justa apreciación del tiempo y en el olvido de sí mismo. Tomar lo bueno y utilizarlo como verdades para difundir alegría y no rebelarse contra la felicidad y el placer del servicio prestado, creyendo que indica que algo no anda bien. El sufrimiento sobreviene cuando el yo inferior se rebela. El yo inferior controlado y la eliminación del deseo, traen alegría.
Al discípulo no le ocurre nada que no esté previsto en el plan, cuando el móvil y la única aspiración del corazón es llevar a cabo la Voluntad de los Maestros y servir a la raza. Es posible alcanzar ese punto donde nada de lo que ocurre altera la calma interna, donde se reconoce y experimenta la paz que trasciende toda comprensión, porque la conciencia está centrada en el Cristo, que es la paz misma, y constituye el círculo de la vida búdica; donde se conoce y siente el aplomo y reina el equilibrio, porque el centro de vida reside en el Cristo, que en esencia es equilibrio; donde prevalece la serena e inconmovible calma y el divino Conocedor empuña las riendas del gobierno y no permite las perturbaciones del yo inferior.
Tal actitud y experiencia pueden ser llevadas a cabo, y a nada dan valor, con tal de alcanzar la meta, perseverando a través de las circunstancias, con los ojos fijos en la visión futura y los oídos atentos a la “Voz del Dios Interno”, que resuena en el silencio del corazón; los pies firmemente asentados en el sendero que conduce al Portal de la Iniciación; las manos extendidas para ayudar al mundo, y toda la vida subordinada al llamado del servicio. Entonces, todo cuanto llega es para bien – aunque sea una enfermedad, oportunidad, éxito y desengaños, burlas y maquinaciones de los enemigos, incomprensión de los que amamos, todo existe y debe utilizarse sólo para ser transmutado. Lo que debe lograrse es continuar, no por las circunstancias sino a pesar de ellas.
A medida que el aspirante progresa, se lo reconoce como una fuerza en el mundo, se lo aprecia como individuo y en él se confía que pueda prestar servicio. Las personas recurren a él para ser ayudados, pues reconocen la actividad que desempeña. Lo logra en esta etapa mediante la pluma, la literatura, la palabra hablada, conferencias y enseñanzas y también la música, la pintura y el arte. Llega así al corazón de la gente por cualquiera de estos caminos y se convierte en auxiliar y servidor de su raza. Mencionaré también otras dos características de esta etapa.
PERÍODO DE TRANSICIÓN
Uno de los resultados en la actual condición mundial es la aceleración de todas las vidas atómicas sobre y dentro del planeta. Necesariamente esto involucra la acrecentada actividad vibratoria del mecanismo humano.
Éste es un período de transición entre la saliente era pisceana, con su énfasis sobre la autoridad y la fe, y la entrada en la era acuariana, con su énfasis sobre la comprensión individual y el conocimiento directo. La actividad de estas fuerzas, que caracteriza a los dos signos, produce en los átomos del cuerpo humano la correspondiente actividad.
Estamos en víspera de nuevos conocimientos, y los átomos del cuerpo están siendo sintonizados para su recepción. Los átomos predominantemente pisceanos comienzan a reducir su actividad y a ser "ocultamente retirados" o abstraídos, como suele decirse, mientras que los que responden a las tendencias de la nueva era están, a su vez, siendo estimulados y acrecentada su actividad vibratoria.
Los místicos de todas las religiones mundiales y los estudiantes espirituales de todas partes supieron, que ciertos miembros de la Jerarquía Planetaria se iban acercando cada vez más a la Tierra. Por lo antedicho, quisiera pues que infirieran que el pensamiento o la atención mental del Cristo y algunos de Sus grandes discípulos, los Maestros de Sabiduría, está dirigido o enfocado actualmente sobre los asuntos humanos y que algunos de Ellos se preparan para romper Su largo silencio y poder aparecer más tarde entre la humanidad. Esto tiene necesariamente un poderoso efecto, primero, sobre Sus discípulos y quienes están sintonizados y sincronizados con Sus mentes y, segundo, debería recordarse que la energía que fluye por intermedio de dichos puntos focales de la Voluntad Divina tendrá un efecto.
Por el Maestro Djwal Khul