Rubén Cedeño
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Minutos antes de que se termine el año, es necesario perdonar, transmutar y disolver todo lo negativo del año que se termina.

1.- Yo, consciente de mis actos, y asumiendo el control de todo lo que “YO SOY”, borro de mi subconsciente y del registro etérico, todo record y memoria de cada suceso discordante que haya vivido este año.

2.- Perdono de todo corazón y olvido para siempre, todo disgusto, agravio, deuda, desamor, irritabilidad, agresión, traición, maledicencia y odio que me haya causado cualquier ser humano, situación o cosa.

3.- A todos aquellos que se hayan ido de mi lado para otro grupo, trabajo o círculo de amistades, lo suelto y lo dejo ir sin reclamarle nada, dándole la plenitud de mi amor para bendecirlo y prosperarlo donde quiera que se haya ido y donde esté.

4.- Renuncio con toda la entereza que mi ser tiene a todo apego de objetos, situaciones, posesiones y, sobre todo, personas. Declaro que nada ni nadie me ata a nada, y YO SOY libre, pero completamente y absolutamente libre, para entregarme y refugiarme en Dios y Sólo Dios, para siempre.

5.- Borro, borro y borro todo aquello que me haya sucedido en este año que no sea un escalón dentro de mi proceso de ascensión, y hago desaparecer de mi vida todo obstáculo que me impida volar hacia la libertad, que es el estado natural de mi ser.

6.- Cubro cada segundo, minuto, hora, día, semana y mes de este año que concluye con la brillante y resplandeciente sustancia de la Llama Violeta para borrar toda energía mal calificada y ahora lo envuelvo todo con la incandescente brillantez del Fuego Blanco de la Ascensión.

7.- Libre de personalidad, ego, pasado, memoria y mal karma, entrego mi Corriente de vida, al Servicio Único de la Luz, para que de ahora en adelante sólo oiga la Luz, sienta la Luz y piense la Luz, hasta alcanzar la eternidad.

Por Rubén Cedeño

Grupo Metafísico de Madrid

Desde la Sede Central del Grupo Metafísico de Madrid Europa tengo el placer de darles la bienvenida a todos los que visitais esta puerta a las enseñanzas de los Maestros Ascendidos, de la edad dorada de su majestad Saint Germain y a la magistral exposición de su discípula directa, nuestra Amada Conny Méndez, cuyo legado recibimos de la mano de nuestro amigo Rubén Cedeño, para cuyo agradecimiento por su Amor, Instrucción y Amistad no conoce límites.

Aprovecho esta oportunidad para dar las gracias públicamente también a las personas que componen el grupo interno que tengo el privilegio de dirigir, sin cuyo amor, buen hacer y apoyo incondicional, no podría realizar la tarea que libremente elegí en su momento, así como a todos los colaboradores que contribuyen con las conferencias e instrucciones día a día, fieles a su linea discipular y a su conciencia. 

Si en algo contribuye esta página, a la expansión de la luz, aunque sea de una persona, nos daremos por satisfechos.

por Domingo Laut Rodríguez