El Amor Compasivo siempre tiene que estar de primero entre las virtudes a desenvolver en toda “Vivencia Espiritual”. En la práctica del “Amor Compasivo” se disuelve la individualidad, se pierde el ego y el que la practica disipa todo interés de lo que pueda recibir kármicamente de ello.
No hay “Amor Compasivo” cuando se usufructúa la espiritualidad considerando logros personales que se puedan adquirir con su práctica, porque esto a la luz del “Rayo de la Pureza”, sería espurio. La verdadera espiritualidad en el Sendero de Ascensión en ninguna de sus fases se puede usufructuar, esto es esperar beneficios personales de su práctica.
Si se dice o se piensa voy a practicar el “Amor Compasivo” porque me fortalece, me hace crecer, me da buen karma, eso es comerciar con el espíritu y se pierde todo el esfuerzo. Claro que la Ley de Retribución está en cada cosa, pero como le dice Krishna a Arjuna: “Desapego al fruto de la acción”.
Es muy importante que desde que se comienza a practicar la espiritualidad se sepa del ejercicio del “Amor Compasivo” y para esto ayuda mucho recibir instrucción, meditar y practicar en este sentido.
Veamos algunas frases iluminadoras que dice Krishnamurti respecto a la Compasión, que si se meditan pueden dar muchas luces al respecto: "Llevar una vida religiosa significa tener compasión, amor; significa terminar con el dolor y descubrir la verdadera relación de unos con otros".
El “Amor Compasivo” tiene muchas etapas, todas en ascenso y expansión, comenzando con acciones sencillas y progresando en actos cada vez mas abarcadores y beneficiando a mayor número de personas.
El “Amor Compasivo” es el que hace que se socorra y se corrija la falla en el ignorante, fracasado y condenado; que se auxilie al enfermo, el asiliado, el refugiado o el indigente.
El “Amor Compasivo” es el que une, impide la separación, la competencia, porque sabe que todos somos uno.
Conocer y aprender los dichos de los Maestros no es de mucha utilidad si no se tiene “Amor Compasivo”, ese que une y mantiene unido. Ese que dobla la columna vertebral para agacharse a ver en los recodos del existir quién sufre y evitarle su pesar, ocuparse del que se abandona, del que se le da la espalda. El que abandona, da la espalda o traiciona no tiene la menor noción de lo que es el “Amor Compasivo”, es un peligro para la sociedad y cualquier grupo espiritual, porque no se sabe en qué momento abandona, desiste y deja en la incertidumbre a quienes le acompañaban. Con el Amor Compasivo se forjaron todos los Maestros Ascendidos y Santos que conoces y muchos tantos que no se sabes ni que existen.
El “Amor Compasivo” es el que cultiva el lama hasta en las más lejanas e inaccesibles lamaserías, el monje en las más solitarias abadías, la monja en sus conventos, el médico voluntario que se interna en los países víctimas de desastres, el maestro que se introduce en las villas miserias a enseñar por pura vocación, sin que nadie le pague un centavo, y el metafísico que jamás abandona su grupo, sus estudiantes porque los ama, quiere estar unido a ellos.
Existen Pensamientos Simientes para la meditación que permiten el desenvolvimiento del “Amor Compasivo”. Una frase de estas usada en la meditación, al ponerla en la mente es como meterse una pastilla de menta en la boca que mientras más le das vuelta y la ensalivas, más sabor le sacas, deleitándote en ella y luego le brindas estas pastillas a los demás para que disfruten de su sabor y encanto. Meditemos en estas frases dadas por el Maestro el Tibetano que son muy útiles:
"Me consagro a seguir el sendero del Amor”.
“Pido a mi Alma que yo, el Espíritu en la forma, actúe como canal de Compasión y como instrumento de Amor, hasta que me reconozca como el Amor mismo. Yo Soy ese Amor.
"Con intención pura, sirvo. Este amor y dedicación deben nutrir la aspiración de mis semejantes. Me comprometo a realizarlo con pleno conocimiento".
Por Rubén Cedeño
(Foto: Rubén Cedeño. “Compasión Infinita”. Monjes mendicantes en Laos).