No vayan a pensar que porque están activando el Cristo Interno, amando al enemigo, no dejándose tentar, cumpliendo con las Bienaventuranzas, siendo la Luz del mundo y portándose bien, como dóciles ovejas, no los va a intentar morder ningún lobo. Jesús dice: "Yo os envío como ovejas en medio de lobos; sed pues prudentes como serpientes y sencillos como palomas".
La prudencia es una virtud cardinal, que consiste en discernir, darse cuenta o distinguir lo que es bueno o malo, para rechazar la maldad o buscar su contrario en la bondad. La prudencia es sensatez.
El ser buenos no quiere decir ser bobos. ¡Para nada! Hay que vivir alerta, no dormirse nunca y actuar como Jesús sugiere: "prudentes como las serpientes pero, al mismo tiempo, sencillos como las palomas".
Si te duermes y aletargas, sea física, psicológica o emocionalmente, puede venir el lobo y morderte. ¿Quién es ese lobo que te quiere morder? Aquel que se quiere inmiscuir en tus asuntos espirituales y privados por pura curiosidad; para después salir hablando mal de ti y de los demás; los que asisten a tus conferencias para ver dónde te equivocas y condenarte; aquellos que se pegan a ti diciéndote que te aman y te adoran y, el día menos pensado, se van de tu lado para otra escuela, despotricando de ti; los que están pendientes de ver tu último libro y copiárselo, haciéndolo ver como suyo.
Pero esto es bueno que nos suceda, para vivir siempre alertas y no dormirnos con las guitarritas que nos tocan los ángeles en el cielo, que indudablemente nos embelesan, pero nos emboban y entonces ¡zas! viene el lobo feroz y nos pega el mordisco, allí donde más nos duele.
No se mortifiquen, que Jesús dice: "Nos entregarán a los concilios y sinagogas, nos azotarán, el hermano entregará a la muerte al hermano, el padre al hijo, y los hijos se levantarán contra los padres; seréis aborrecidos por todos a causa de vivir Crísticamente". Entonces ¿qué hacemos, si Jesús afirma que nos van a pasar tantos horrores?
No te preocupes, que el que anda en el mundo sin "Activar su Cristo Interior" también anda rodeado de lobos, pero en peores condiciones que tú, ya que no tiene los recursos que el Poder del Cristo ofrece para defenderse, y ya te voy a decir cuáles son.
Jesús afirma: "No los temáis"; así que dile mentalmente a todos esos lobitos: "Yo no te temo". "No hay nada encubierto que no me sea revelado, ni nada oculto que yo no sepa".
Ten paciencia y dile al lobito: "YO NO TE TEMO, TE DOY MI AMOR Y MI PERDÓN". Porque muy pronto vas a descubrir la verdad de lo que el lobito es.
En cuanto los lobitos nos oyen hacer nuestra explosión de luz con nuestros decretos lumínicos y proclamaciones positivas, salen huyendo, porque se ven descubiertos y nos toman miedo, de tal forma que ya ni se les ocurre volver a meterse con nosotros.
Jesús dice que: "Aquel que lo confiese delante de los hombres, Él también lo confesará delante de Su Padre que está en el cielo". Esto quiere decir que si no tenemos temor de comunicar la puesta en práctica Crística en que estamos, vamos a ser declarados delante de Dios ¿Y tú sabes lo que eso significa? Que al escuchar esto, los lobitos se van a poner a temblar y huirán a esconderse en la primera rendija obscura que encuentren, desapareciendo para siempre.
Toda lámpara encendida atrae animalitos que le dan vueltas. Si no fueras una lámpara, no atraerías animalitos. Para más colmo Jesús manda poner la lámpara en lo alto para que alumbre a todos, y por eso, más animalitos atraemos, y no digo lobitos, sino hienas y hasta tigres de bengala.
Pero no te preocupes, porque lo contrario sería una desgracia que tal vez nunca desearías, y es no ser oveja en medio de lobos porque no tienes ninguna luz que alumbre a nadie, y transcurrir tus días en la triste obscuridad de las tinieblas.
Recuerda que "LA ARMONÍA DE TU PROPIO SER ES TU MÁXIMA PROTECCIÓN".
También ten presente lo que expresa el Salmo 91. Jesús lo respalda al explicar que Él no ha venido a abrogar la Ley o a los Profetas, sino para hacerlas cumplir. Entonces hagamos que se cumpla lo que dice este salmo.
"Dios te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá y debajo de sus alas estarás seguro. No temerás al terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en obscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya". El salmista insiste dándote fe: "Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra. Mas a ti no llegará".
Entonces apliquémosle al lobito este Salmo, a ver si le quedan ganas de seguir molestando. Di siempre: "YO NO TENGO TEMOR, YO TENGO FE".
Si le temes al lobito, magnificas o engrandeces su fuerza, y recordemos la enseñanza de la Madre María en el Magníficat: que uno sólo debe magnificar al Señor, nuestro Dios, y no a las cosas negativas, destructivas y dañinas. Esto, dicho en otra palabras, es: "Lo que tú piensas, se manifiesta". Si le das mente al lobito, lo convertirás en un feroz dragón; pero si le dices mentalmente: "Te quito poder, tú no tienes poder", lo verás como una indefensa libélula y no lo magnificarás más.
Al lobito jamás lo vas a odiar ni rechazar; recuerda que ya aprendiste a "amar al enemigo". El Amor libera, mientras que el odio te ata. ¿Cómo es esto? Que cuando le envías amor al lobo, esa es una fuerza tan irresistible que lo hace rendirse. Recuerden que San Francisco de Assisi amansó a un lobo con la fuerza de su amor; eso tú también lo puedes hacer, pero no vas a saber que puedes amansar lobos, hasta que lo pongas en práctica.
Sé que en tu vida algún lobito habrás tenido o tienes. Comienza desde ahora a atraerlo a tu mente y a decirle: "Te amo, te envuelvo en mi círculo de amor". No te voy a decir cuándo va a suceder, pero algún día, ese amor que le das al lobo lo atraerá hasta ti, rendido como una palomita. El amor todo lo puede.
(Extracto del libro "Evangelio Crístico")
Por Rubén Cedeño