Esta frase de la “Oración Simple” de San Francisco se debe tomar como una misión, un ejercicio espiritual.
Mucha gente vive en discordia. Todo el que se queja, reclama que le han abandonado, que ya no le llaman, o no le toman en cuenta está en discordia consigo mismo, está fragmentado internamente. Esa gente necesita amor, requiere unirse con los demás porque los humanos somos esencialmente seres de relación y la separación nos hace daño. Pero es uno el factor determinante de la Unión, es uno el que busca unirse, fraternizar, compartir.
No critiques, condenes ni acuses a los grupos espirituales o personas problemáticas, discutidores, discordantes o que están separados. Si te das cuenta de eso no los condenes, unifícalos. Tú y todos necesitamos, para nuestra salud mental y emocional, estar unidos o ser un ser unificador, eso nos hace mucho bien a nivel del alma, en nuestro corazón y todo nuestro Ser. El separarte por un disgusto o reclamo, te divide internamente y te hace daño. Por eso es saludable que tomes como misión en tu vida unificar en todo aquello que veas separación.
Mientras más te cueste realizar la unificación, más aprenderás a ser la Unión. Toda separación, división y fragmentación es odio, que después trae guerra, que no es bueno. Si no deseas la guerra, acaba primero con la discordia dentro de ti y luego a tu alrededor. La discordia con ataques no se acaba, sino con Amor, Concordia y Unión.
No le creamos palabras de Paz y de Amor a nadie que haya sido injusto, haya traicionado o se haya dividido de alguien o un grupo. Pero tampoco le condenemos, induzcámosle a la unidad a la tranquilidad y PAZ consigo mismo. Ninguna causa justifica la separación.
El vivir en unidad no quiere decir que se esté apoyando las cosas negativas que hagan las personas con las que intentes unirte. No tienes por qué estar de acuerdo con las peleas, el robo, la prostitución, pero no rechaces al peleón, al ladrón, la prostituta y el drogadicto.
La Paz y la Unión la porta el que es pacífico y está unido, porque reconoce que todos en el Espíritu somos Uno. Digámosle a todo aquel que se complace en establecer diferencias, acusarnos de calumnias, barbaridades y reclamarnos cosas injustamente: “Yo Soy Uno contigo”. Esta debe ser nuestra constante actitud ante la discordia.
Cuando veas discusiones, peleas, inarmonías en la familia, el grupo espiritual o círculos de amigos, no nos mezclemos con tan bajas vibraciones, encarnemos en ese instante la Unión. Busca la forma de hacer congeniar, consigue los puntos de convergencia y no de divergencia. No digas lo que va a ofender, separar, o disgustar, sino lo que una, y haga entendimientos.
Lleva siempre en tus labios, en tu mente y en tu corazón: “Yo Soy la Unión que disuelve toda discordia”.
(Extracto del libro “PAZ”)
Por Rubén Cedeño